User:Wallace/Republica secular Amzumiata
Desde el nombre se nota la ideología, y el mayor temor de esta misma república; la religión. Tras la dictadura de Ramiro, la guerra de los ocho años, el genocidio Ararita; las treinta y dos millones de vidas perdidas, la promesa del estado era nunca más. El ultra-nacionalismo Amzumiata que pretendía unir a Fatimies y Seforitas bajo un ideal de una raza eterna previa incluso al profeta fue remplazado por una república democrática y por sobre todo, que prometía poner la calidad de vida de sus ciudadanos, sin importar su raza, por encima de cualquier designio de un tirano loco. Y por unos veinte años, eso fue justo lo que paso. Un milagro económico hizo que la antes intensamente segregada sociedad Amzumiata se soltara. Se abrieron bares, fiestas, las mujeres empezaron a usar ropa corta, los hombres a hablar libremente, las calles a llenarse de anuncios de cine y películas, la televisión, la radio, los autos, todo empezó a fluir, todo empezó a prosperar. Los sacerdotes Seforitas podían golpear su púlpito furiosamente todo lo que quisieran, los patriarcas Fatimies se inmolaban en las calles constantemente, pero los jóvenes parecían más interesados en reformas laborales que en que un barbudo anciano y sus historias de pecadores en el infierno. A si mismo los patriotas Amzumiatas podían rasgarse las vestiduras todo lo que quisieran ante la “degeneración étnica” y el “colapso demográfico” que estaban causando los turistas y migrantes del otro lado del océano, pero todo seguía.
Pero pasaron las décadas, y la república se estancó. Ya Amzumiastan no podía competir económicamente con sus vecinos. Las compañías extranjeras llegaban por todos lados, y las instituciones sobrevivientes a la dictadura Ramirista se las llevo el viento. Llego una oleada roja, de radicales mendelevistas y ellos encendieron la mecha. Estaban tan felices con esta prosperidad, que sentían que la república estaba acobardándose. Y al principio parecían tener la razón, hasta que empezaron a frustrarse con el sistema del senado, y a volar edificios y hospitales cuando no hacían caso, y sus partidos fueron prohibidos, y empezaron a secuestrar gente, y a aterrorizar el público. A ellos los jóvenes desilusionados con esto se fueron a hacer cosas peores, a partidos neo-Ramiristas, a linchar araritas, a espantar también el público.
Los mendelevistas entonces pensaron que lo mejor que podían hacer era dar un golpe de estado. En el 1573 hicieron explotar el palacio de gobierno tras intentar tomar todo el senado cautivo para extorsionarlo, pero el resto huyo, intento retomar el edificio y prefirieron hacerlo estallar a rendirlos. De ahí por dos semanas hubo matanzas en las calles, ya no entre el ejército y los “terroristas”, sino entre facciones del ejercito que se habían puesto del lado de los neo-Ramiristas o de los mendelevistas. Fue confuso, y no hubo una resolución clara. Al final no se sabe si hubo una intervención extranjera, si
Sayam Bayad simplemente mato a todos sus oponentes hasta quedar en el poder, o si se pusieron de acuerdo en restaurar la república secular de alguna forma, pero eso, establecieron una presidencia y pusieron a Sayam Bayad como presidente. De ahí duro solo un año, porque lo mato alguien que dicen que tan solo era un loco, hubo nuevas elecciones, y poco a poco se calmó la cosa. Los terroristas pasaron a ser o bien narcotraficantes, o bien partidos políticos más moderados, o bien esconderse en las montañas y desaparecer poco a poco.
Alto reino
Hacia finales de la década de 1530, entre los Araritas surgieron los alto reino, un cisma que predicaba en la tele y en las noticias, para convertir a miles, no, a millones a su religión que siempre se había considerado una pequeña y oprimida minoría. Hacían sesiones en sus templos que más bien parecían estadios, y se tiraban al suelo a sacudirse incontrolada mente, a hablar profecías, a hacer milagros. En teología, todo esto era técnicamente posible dentro de la doctrina, pero los ancianos más conservadores los rechazaron como estafadores y mentirosos.
Eso no hizo más que popularizar a los alto reino, partiendo familias a la mitad, y causando un revuelo, principalmente, entre los ancianos Fatimies, que eran la demográfica mayor víctima de su alocado proselitismo. Al principio, eran críticos cínicos. Patriarcas del linaje de Kabardan que daban el casual comentario acerca de lo ridículo de la doctrina alto reino. Pero luego, entre el pueblo, se formaron mas conspiraciones. Historias de secuestros, violaciones, pederastia, drogas. Y luego, pedacitos de la vieja doctrina Ramirista; que el estado estaba siendo subvertido por sociedades secretas Araritas, que utilizaban a los alto reino como carne de cañón para destruir la verdadera religión. Y poco a poco, los Fatimies, que antes eran una mayoría callada, empezaron a organizarse, a apilar armas, a formar ejércitos, a preparar un levantamiento. Los Seforitas se volvieron minoría; los que tenían fervor religioso se convertían o al alto reino o a la religión Fatimi, y los que no se volvían solo ateos. Veían, las nuevas generaciones Seforitas, su religión como una cosa estéril; racionalista pero mística, sin alma, sin nada que hacer más que rituales aburridos, mientras los Fatimies planeaban tirar abajo el gobierno, y los Araritas la realidad misma.
